En el debate político y social sobre cómo cuidar a nuestros mayores y personas dependientes, ha cobrado fuerza la idea de un Pacto Nacional por la Dependencia. ¿De qué se trata este pacto y por qué tantas voces del sector lo consideran imprescindible? En este artículo te explicamos en qué consistiría un gran acuerdo de Estado en materia de dependencia, qué problemas vendría a solucionar y por qué es vital para asegurar el futuro de los cuidados de larga duración en España.
La necesidad de un pacto de Estado: unificar y blindar la dependencia
Actualmente, la atención a la dependencia (que engloba servicios para mayores dependientes, personas con discapacidad, etc.) está regulada por la Ley de Dependencia de 2006 y gestionada en gran medida por las comunidades autónomas. Sin embargo, con el tiempo han surgido desigualdades territoriales y falta de estabilidad en la financiación y prestaciones. Cada comunidad ha desarrollado su propio sistema, generando hasta “17 realidades distintas en este país” en cuanto a acceso y calidad de los cuidados. Además, los vaivenes políticos y económicos hacen que el nivel de apoyo a la dependencia cambie con cada gobierno.
Por eso, organizaciones y patronales del sector (como LARES, ARDOMUR, federaciones de centros, etc.) propugnan “un verdadero pacto nacional por la dependencia”, es decir, un acuerdo estatal por encima de diferencias partidistas. La idea es similar al Pacto de Toledo para las pensiones: blindar el tema de la dependencia de modo que haya unas líneas estratégicas estables y comprometidas a largo plazo, sin importar quién gobierne. En palabras de un representante, “la dependencia no puede quedar vinculada al debate político diario… debería estar al margen de debates políticos, al estilo de lo que ocurre con las pensiones en este país”.
Un pacto así daría seguridad tanto a los usuarios (mayores y sus familias) como a los proveedores de servicios, y permitiría planificar con visión de futuro, sabiendo que los acuerdos alcanzados no se desharán cada pocos años. Sacar la dependencia de la lucha partidista es crucial porque se trata de un desafío país a largo plazo, derivado de la transformación demográfica.
Los pilares del Pacto: 10 puntos clave
Durante la mesa redonda, se mencionó que este Pacto Nacional por la Dependencia tendría 10 puntos clave a abordar. Entre ellos, los más destacados serían:
- Revisión y actualización de la Ley de Dependencia (2006): Adecuarla a la realidad de 2025 y siguientes. “La realidad de 2025 es radicalmente distinta a la de 2006”, se dijo, por lo que los cálculos de financiación, las prestaciones y los criterios deben reestimarse según la situación actual (más población mayor, nuevos costes, etc.).
- Promoción del envejecimiento activo y la prevención: Fomentar políticas y programas para prevenir o retrasar el agravamiento de la dependencia. Se destacó la importancia de invertir en “envejecimiento activo, saludable, etc.”, con actividades de prevención, rehabilitación, fisioterapia, estimulación cognitiva, tanto en centros como en la comunidad. La idea es que la dependencia no se aborde solo cuando ya es grave, sino evitar en lo posible que las personas mayores lleguen a estadios avanzados de deterioro.
- Financiación suficiente y garantizada: Establecer una garantía real de financiación estatal para la dependencia. Actualmente existe teóricamente un cofinanciamiento 50% Estado – 50% CCAA, pero en la práctica ha sido irregular. El pacto debe asegurar fondos estables, quizá con una dotación finalista o acuerdos plurianuales, para que los servicios no dependan de presupuestos anuales cambiantes. “Tiene que haber una garantía real de financiación… que no tengamos que estar preocupándonos todos los años por si vienen fondos o no”, reclamaba el ponente.
- Equidad territorial: Unificar criterios para que todos los españoles, vivan donde vivan, tengan derecho a similares servicios y ayudas en dependencia. Esto implica homogeneizar los baremos, los tiempos de espera, las prestaciones económicas, etc., evitando diferencias abismales entre comunidades. “No debería haber diferentes formas de trabajar con los usuarios dependiendo de qué comunidad autónoma, si los recursos fueran iguales”. También igualar los ratios de personal requeridos y los precios de plazas concertadas en todas las regiones, pues hoy oscilan mucho (de los más altos en País Vasco a los más bajos en Extremadura, por ejemplo).
- Simplificación burocrática: Hacer trámites más sencillos y rápidos para usuarios y centros. Actualmente, solicitar la Ley de Dependencia o gestionar autorizaciones de centros puede ser engorroso y lento. El pacto buscaría procedimientos más ágiles, pensando en las personas mayores “que a veces no entienden según qué cosas”, abogando por formularios simples y menos papeleo. Agilizar valoraciones de dependencia, concesión de ayudas, etc., para que nadie quede esperando años.
- Coordinación sociosanitaria real: Integrar de verdad los sistemas social (residencias, ayuda a domicilio) y sanitario (Salud). Esto se traduciría en protocolos para que los centros de mayores tengan comunicación fluida con hospitales, atención primaria, etc., compartiendo información de pacientes, realizando consultas médicas a distancia, etc. Se subrayó la necesidad de “una coordinación sociosanitaria real y efectiva con nuestros centros”, recordando que las residencias no son hospitales pero atienden a personas con múltiples problemas de salud y necesitan ese apoyo sanitario inmediato.
- Apoyo a los profesionales y cuidadores: Incluido en el pacto estaría mejorar las condiciones laborales y la formación de los profesionales del sector (como vimos en el artículo anterior). “Mejorar las condiciones de los profesionales del sector… es esencial”, dijo el ponente. Solo dignificando estos empleos y formando a más gente se podrá contar con las “manos” necesarias. Asimismo, el pacto debería contemplar más apoyo a los cuidadores familiares (respiros, prestaciones).
- Innovación y calidad en los servicios: Compromiso de implantar modelos centrados en la persona, unidades de convivencia, nuevas tecnologías y sistemas de calidad homogéneos en todos los centros. Es decir, no solo cantidad de servicios sino también modernizar el cómo se cuida, para que sea con calidez y eficacia. Integrar historias clínicas, digitalizar procesos (como se apunta ya en algunas residencias inteligentes), y difundir buenas prácticas innovadoras a nivel nacional.
- Impulso de recursos intermedios y comunitarios: El pacto no debe centrarse solo en residencias, sino en potenciar alternativas como centros de día, vivienda tutelada, teleasistencia, ayuda a domicilio… de forma coordinada. Así, cada persona recibirá lo que necesite en el momento adecuado, priorizando mantenerla en casa si es posible (en línea con la prevención y envejecimiento activo mencionados).
- Seguimiento y evaluación del pacto: Establecer mecanismos para medir los avances y cumplir los compromisos. Por ejemplo, crear una comisión estatal de dependencia que publique informes anuales de situación, asegure que se ponen los fondos comprometidos, etc., dando transparencia al proceso.
Por qué es vital para el futuro
Todas estas medidas, acordadas en un Pacto de Estado, serían vitales para el futuro porque:
- Garantizarían estabilidad y seguridad: Los mayores de hoy (y los que seremos mayores mañana) tendrían la certeza de que, gobierne quien gobierne, la atención a la dependencia estará priorizada y con recursos suficientes. Se acabaría la incertidumbre anual de presupuestos o la disparidad según la comunidad autónoma.
- Permitirían planificar a largo plazo: Tanto las administraciones como las empresas y entidades del sector podrían invertir y organizarse con una estrategia clara. Por ejemplo, sabiendo que habrá financiación para X plazas nuevas cada año, se pueden construir centros; o sabiendo que se impulsará la teleasistencia, se puede formar personal en esa área.
- Mejorarían la calidad de los cuidados: Un pacto así pondría a la dependencia “en el mapa” político al nivel de la educación o la sanidad, elevando los estándares de calidad, atrayendo talento al sector y corrigiendo ineficiencias. Al unificar y compartir buenas prácticas, todos los servicios tenderían a mejorar.
- Responde al reto demográfico: Sin un acuerdo de este tipo, corremos el riesgo de reaccionar tarde y mal al tsunami de envejecimiento que viene. Con el pacto, España se anticiparía, construyendo un sistema robusto y equitativo antes de que la presión sea insostenible.
En la mesa redonda se expresó el deseo de que “ojalá sea una realidad pronto” este pacto, porque supondría “un salto cualitativo importantísimo” en la forma en que cuidamos a nuestros mayores y dependientes.
Conclusión: Un acuerdo país por la dignidad de los dependientes
El Pacto Nacional por la Dependencia se perfila como un paso indispensable para afrontar el futuro de los cuidados en España con garantía de éxito. Se trata, en el fondo, de un pacto por la dignidad y el bienestar de las personas más vulnerables: nuestros mayores dependientes, nuestras familias, e incluso nosotros mismos el día de mañana.
Como ciudadanos, es importante informarse y apoyar esta iniciativa. Estar atentos a los programas electorales, a las propuestas de las plataformas de mayores, y presionar para que la dependencia sea una prioridad política. Un pacto de Estado solo será posible si existe voluntad y consenso social amplio. Hagamos de la atención a la dependencia una causa común, porque cuidar de quienes nos cuidaron es una responsabilidad de todos, y el mejor legado que podemos dejar a las futuras generaciones.
Vídeo completo de la mesa redonda “Presente y Futuro de las Residencias”